Si hay algo que a mi pareja y a mí nos gusta hacer en cada ciudad, eso es visitar el mercado. En solo unos pocos metros cuadrados nos embebemos de mucha gastronomía, carácter, usos y costumbres. Vemos algo así como un resumen de la sociedad que acoge dichos espacios.
Y, valga la redundancia, el Mercado es un poquito menos espacioso que los de otras ciudades. Pero eso no evitó que nos fuéramos de allí con una sonrisa.
Yendo al Mercado
Fuimos al Mercado después de salir de la Catedral de la Almúdena, bajando por Calle Mayor unas cinco cuadras. Lo bueno es que yendo para el mismo lado también nos acercábamos a la Plaza Mayor, a escasos cien metros del Mercado, y a la Puerta del Sol, lugar neurálgico si los hay en Madrid, a solo tres cuadras.
Varias partes de la fachada y la entrada estaban en reparación, pero nada que entorpeciera el tránsito.
Quizás ir al mediodía no sería la mejor decisión para alguien que cuente con flexibilidad horaria. A esa hora hay mucha gente. Se puede caminar y conocer de todas maneras, pero el que aborrece las multitudes tal vez la pasa mal.
Una vez adentro
El Mercado es precioso por dentro. Súper limpio y organizado, con varios puestos que venden comida que entra tanto por los ojos como por el paladar. Y unas cuantas mesas y sillas para compartir una comida al paso. Nada súper cómodo, pero suficiente como para quedarse unos minutos.
Las propuestas gastronómicas incluían puestos de pescados, otros de quesos y dulces, aceitunas, sidras, vinos y bebidas espirituosas, panificados, carnes, y más.
Queríamos probar de todo, pero era difícil porque no nos sobraba el tiempo. (Nuestro presupuesto tampoco es infinito, vale la aclaración.)
Pero sí vimos varias otras delicias que nos hubiera gustado probar, como estas:
En nuestro caso nos decantamos por un par de tapas de pulpo con una pequeña sidra.
Precios
Tomamos algunas copas y comimos lo de arriba en la foto, y gastamos lo siguiente:
- Tapa: 2 euros
- Sidra: 6 euros
- Copa de vino: 5 euros
En resumen
Encontramos al Mercado de San Miguel como una lugar súper recomendable y nos quedamos con muchas ganas de probar más delicias. Quizá con más tiempo uno puede pasar allí unas cuantas horas comiendo varias cosas, incluso comidas completas y postres.
Sin duda volveremos cuando estemos por Madrid.
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