El Times Square en Nueva York

   

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Recuerdo, desde chico, mirar con fascinación un escenario que se repetía una y otra vez en películas y series. Un escenario caótico, pero divertido, que lo tenía todo. Bullicio. Luces. Tiendas. Música. Automóviles. Y gente, mucha gente. El lugar se llamaba Times Square, una esquina en la ciudad de Nueva York, y era el ícono y digno exponente de una ciudad exuberante, híper activa y digna de llamarse el centro del mundo.

Desde siempre quise estar ahí e inmergirme en ese ambiente rodeado de ruido, automóviles y luces. Quería formar parte, aunque fuera por un rato, de ese escenario que tantas veces había visto.

Desde siempre

Times Square es conocida por su vida vibrante, su ajetreo, sus luces, marquesinas de publicidad por doquier y por ser el símbolo mundial de los festejos en cada año nuevo, ese famoso lugar donde muchedumbres de todo el mundo esperan hasta medio día entre vallas de seguridad para la cuenta regresiva al primero de enero.

La ubicación

Times Square está próxima a varios otros lugares interesantes de Nueva York, como el Rockefeller Center, la Gran Estación Central, el Madison Square Garden y el Empire State.

Llegar allí fue sencillo. Hay una estación de metro muy próxima, que se llama Times Square – 42nd St. Este es justamente uno de tres lugares de Manhattan donde confluye todo el sistema ferroviario de Nueva York (en incluso de colectivos, mediante la Estación de Autobuses de la Autoridad Portuaria), así que seguramente será fácil llegar desde donde sea que uno esté.

Todo es increíblemente vibrante

Al llegar a Times Square uno recibe un tsunami de estímulos de todo tipo. Las luces y los sonidos capturan la atención de inmediato. En menor medida y según la zona, los olores también se llevan su protagonismo (tanto para bien como para mal).

Es fácil sentirse abrumado ante semejante ola de estímulos. En lo personal, ya había estado antes en lugares con una carga sensorial importante, pero Times Square es un monstruo aparte.

Y es que la música de los pequeños tuktuks compite con la de los artistas callejeros que buscan compradores para sus obras, pero también con la de los negocios que dan a la calle y con las bocinas de los conductores, que en vano buscan apurar el tránsito.

Las luces, sin duda, son protagonistas. Hay pantallas gigantes con publicidades por doquier. Es difícil decidirse hacia dónde mirar, porque cada pantalla cambia y tienen sus propios anuncios y anunciantes. Hay desde plataformas de streaming y compañías de cable, hasta marcas de ropa y comida para perros. Nadie quiere perderse de estar en Times Square.

Muchísimos negocios

En la zona de Times Square hay tiendas de cualquier rubro imaginable. Se puede comprar ropa, artículos tecnológicos, souvenirs, peluches de Disney, relojes de lujo, porciones de pizza al paso, remedios en alguna farmacia como CVS, y otro sinfín de cosas.

También hay muchas personas que tienen sus propias tienditas en la calle y ofrecen recuerdos y arte interesante: posters, cuadros, dibujos y varias cosas lindas para embellecer nuestros hogares.

¡Cuánta gente!

Tal vez parezca obvio esto, pero es importante mencionar que en la zona hay muchísimas alternativas teatrales, dado que Broadway está a la vuelta de la esquina (nunca mejor dicho), y convive con muchas tiendas del rubro que se te ocurra, con restaurantes y con vendedores callejeros, lo cual hace que muchas personas confluyan en un área relativamente chica (hablamos de aproximadamente un radio de 3 cuadras).

Si ya sabes que las multitudes no son de tu agrado, tendrás que tener un poquito de paciencia. Y esperar a ser interceptado por algún que otro artista del engaño callejero que quiera venderte sus pulseras o sus discos de música. Por cierto, presta atención para no caer en este tipo de estafas.

En mi caso, cuando fui por primera vez, me encontré con una reunión pública de algún tipo de secta religiosa en la que se congregaron un par de cientos de personas a los pies del Times Square. Situaciones así quizás son de esperarse pero, al menos desde mi punto de vista, no es agradable encontrarse con este tipo de intervenciones en lugares tan turísticos y que ya de por sí son caóticos. Ni hablar de las prédicas usando altoparlantes, la música religiosa y otras cosas que pueden resultar incómodas en un espacio ya de por sí saturado de estímulos.

En resumen…

Times Square fue, es y será un lugar emblemático que ocupa un rincón muy profundo dentro de mí, un lugar en el que desde siempre quise estar y que tuve la fortuna de conocer. Y como carta de bienvenida a Nueva York, es un 10.

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